Por Michelle Fauré –
En el mundo empresarial, la innovación sostenible se erige como un paradigma imprescindible. Este enfoque va más allá de la mera creación de productos o servicios; implica una reconfiguración profunda de los procesos, modelos de negocio y valores corporativos para integrar consideraciones ambientales, sociales y económicas a lo largo de todo el ciclo de vida de los productos o servicios.
Desde la gestación de ideas hasta su materialización en el mercado, la innovación sostenible abarca las tres dimensiones esenciales de la sostenibilidad: ambiental, económica y social. Sin embargo, su implementación efectiva requiere no sólo de intención, sino también de una estructura organizacional sólida que promueva el alineamiento entre innovación y sostenibilidad.
Mi experiencia trabajando con gerencias de innovación corporativa y realizando entrevistas a Gerentes de Innovación de empresas chilenas para mi tesis de Magíster ha revelado una diversidad de enfoques. Si bien existen casos excepcionales de colaboración estrecha entre las gerencias de innovación y sostenibilidad, la mayoría de las empresas aún enfrentan desafíos en este aspecto.
En algunos casos, se observa una sinergia notable entre ambas áreas, donde la innovación provee herramientas y metodologías a la sostenibilidad para fortalecer proyectos de innovación sostenible, o donde la sostenibilidad patrocina desafíos de innovación, facilitando así la búsqueda de ideas tanto internamente como en el mercado.
No obstante, también es común encontrar empresas donde las gerencias de innovación y sostenibilidad no logran una colaboración adecuada, resultando en la escasa ejecución de proyectos de innovación sostenible. Esto puede deberse a la falta de madurez en alguna de las gerencias, o incluso a una falta de priorización de la sostenibilidad por parte de la empresa.
Es lamentable constatar que algunos líderes empresariales no otorgan el énfasis necesario a la sostenibilidad, paradigma que es más frecuente en las empresas de servicio, dado que va más allá de la reducción de la huella de carbono o del uso eficiente del agua; implica un cambio integral en el modelo de gobierno, la relación con la comunidad, la colaboración con los stakeholders (por ejemplo colaboradores y proveedores) y, por supuesto, en el modelo de negocios mismo, con miras a garantizar la sostenibilidad a largo plazo.
En este contexto, es fundamental que las empresas chilenas reconozcan la importancia estratégica de la innovación sostenible, hagan cambios en la estructura organizacional y fomenten una cultura que promueva la colaboración entre las gerencias de innovación y sostenibilidad. Solo así podrán enfrentar los desafíos del presente y construir un futuro más próspero.