Por Guillermo A. Beuchat –
El 2008, una joven compañía automotriz llamada Tesla Motors lanzó al mercado su primer modelo 100% eléctrico llamado «Roadster». No era el primer vehículo eléctrico del mundo (GM lanzó uno de producción masiva en 1996), pero fue el primero que logró notoriedad por su estética deportiva y sus atributos que atendían de buena manera las necesidades del ciudadano común: rendimiento, velocidad, seguridad y placer de conducción. A un precio de más de cien mil dólares, el resultado, en su momento, era predecible. Una máquina de impresionante desempeño, muy bella, pero poco práctica y sin futuro comercial. Logró vender apenas 2.450 unidades en cinco años, y sólo se convertiría en un juguete para millonarios. Un objeto de colección.
Sin embargo, la evaluación del Roadster mirado en retrospectiva es completamente distinta. El Roadster fue la base que le permitió a Tesla desarrollar el Model S y otros que han sido tremendamente exitosos, abriendo el camino a una industria que hoy está cambiando el mundo. El primer trimestre de 2023, por primera vez en la historia, un vehículo eléctrico (el Tesla Model Y) fue el auto más vendido del planeta, desbancando al legendario Toyota Corolla que cuenta (aún) con motor de combustión interna. El mundo ya se embarcó en un viaje sin retorno a la electromovilidad, y pareciera que los visionarios de Tesla intuían esto desde el principio.
Hace pocos días conocimos el nuevo dispositivo de Apple llamado VisionPro. No es el primer visor de Realidad Virtual (VR) y Realidad Aumentada (AR) (Meta, Mocrosoft y otros ya llevan varias iteraciones), pero es el primero que logra notoriedad por su diseño y sus características técnicas: rendimiento, resolución, comodidad y placer de uso. A un precio de tres mil quinientos dólares (8 veces más que el dispositivo promedio existente), la evaluación hoy es predecible. Una máquina de impresionante desempeño, muy bella, pero poco práctica y sin futuro comercial. Probablemente no será un éxito en ventas y se convertirá en un juguete para millonarios. Un objeto de colección.
El párrafo anterior, idéntico al primero, es una evidente provocación a situarnos en el futuro y luego hacer el ejercicio de evaluar en retrospectiva. ¿Es el VisionPro ese primer paso que fue el Roadster? ¿Logrará abrir el camino a la industria de la “computación espacial” desmarcándose así de otros visores VR/AR del mercado? ¿Se dará ese escenario en que el VisionPro 5, lanzado el 2029, venda decenas de millones de unidades y reemplace otros dispositivos de uso diario como el notebook o los monitores? ¿Fabricará Apple un modelo Vision “a secas” incluyendo los aprendizajes del VisionPro y con un precio al alcance de las masas? El tiempo y la visión de Tim Cook y su equipo lo dirán.