Por Jorge Vasquez –
Con un país sumergido en una crisis económica, con proyecciones de crecimiento menor a las estimadas por las autoridades, llegando sólo a un 2,75%, las empresas deben replantear su estrategia para ser más competitivas en el mercado.
Además de las malas cifras de crecimiento, las industrias están viviendo fuertes cambios relacionados con la “Cuarta Revolución Digital” y las formas de trabajo, las cuales deben adaptarse a esta nueva realidad o morir en el intento. Esta nueva etapa, basada en la robótica, Inteligencia Artificial, nanotecnología, computación cuántica, biotecnología, Internet de las Cosas (IoT), hace que los nuevos desafíos sean fundamentales para su negocio.
Uno de los mayores cambios que han sufrido las empresas es la jerarquización, ya que actualmente tienen el enfoque colaborativo y horizontal como inclinación para generar espacios abiertos que permitan mayor interacción, áreas comunes para compartir y que generen un ambiente de menor rigidez. Estas adopciones responden a un cambio de mentalidad a la hora de diseñar lugares de trabajo, los cuales incide en el bienestar y flexibilidad laboral.
La autonomía y autogestión son conceptos claves, porque benefician la rapidez y generan un sentido mayor de autorresponsabilidad. En vez de tener una estructura ascendente en términos de delegación, son grupos de trabajos responsables de dar solución en su conjunto.
El rol del jefe también cambiará, ya que deberán centrarse en ser facilitadores dentro de sus equipos de trabajo. Esto último responde al concepto de “holocracia”, un nuevo sistema organizativo en el que la dirección de la empresa se plantea de forma distribuida. Este modelo viene a que las personas dejen de tener trabajos concretos por largos periodos de tiempo y, en su lugar, creen sus propios roles a través de sus responsabilidades.
Otro factor importante que está tomando cada vez mayor fuerza es el trabajo remoto. Estudios indican que para el 2025 habrá una mayor demanda de este tipo de empleo en comparación con los trabajos en oficinas físicas. Estamos en una era hiperdigital.
Para que una empresa sea competitiva en la actualidad debe adaptase a los cambios del entorno, jerarquización y formas de trabajo; como también, contar con un proceso sistemático de innovación, para poder crecer y mantenerse sostenible en el tiempo. La innovación empresarial es fundamental para aumentar la competitividad, asunto relativamente asentado a nivel nacional.
Para crecer en los mercados actuales ya no basta con ofrecer productos y/o servicios a un precio más bajo que tu competencia. La clave está en poder diferenciarse, entregar una propuesta de valor acorde a las necesidades de tus clientes y poder anticiparse a las tendencias futuras.
Para conseguir esta capacidad es importante contar con los recursos necesarios, tanto tecnológicos, comerciales y financieros; pero también, tener una real capacidad directiva que esté alienada con los objetivos estratégicos de la empresa y un capital humano que pueda dar soporte a todo esto.
Finalmente, hay que tomar en consideración que vivimos en un mundo económicamente globalizado, esto quiere decir que tenemos una integración de los mercados, procesos y productos en una red económica de orden mundial. Por lo anterior, es importante que las empresas siempre piensen en grande y ver si lo que hoy hacen puede tener un impacto mayor, escalando a otros países, o inclusive, en otros nichos de mercado.